Dra. Mónica Solís Delgado. UNED – Dpto. Prehistoria y Arqueologia
El área del Estrecho se erige como uno de los sectores de arte prehistórico más interesantes de la Península, dado que cuenta con una amplia diversidad de manifestaciones gráficas prehistóricas, con centenares de cavidades y abrigos rocosos inventariados con pinturas y grabados.
Pero es, sin duda, su arte postpaleolítico el que se ha distinguido por sus particularidades específicas, que dotan a las manifestaciones de verdaderas singularidades estilísticas, temáticas y técnicas. Tanto es así que su clasificación y cronología ha originado acalorados debates y controversias, generando diversas posturas, desde las que lo enmarcan dentro de lo que llamamos comúnmente arte esquemático, hasta líneas de investigación que encuentran demasiados matices diferenciadores con respecto al tradicional esquematismo, llegando a diferenciar algunas de sus representaciones con la designación de arte seminaturalista o tipo Tajo de las Figuras.
Creemos firmemente que la necesidad de expresión plástica es inherente al ser humano, por lo que de sus matices se desprende parte de la idiosincrasia de la cultura a la que se debe.
La acción plástica contiene sus propios marcadores culturales, tan importantes como los que pueda aportar los registros materiales, pues el arte es un reflejo de la sociedad que lo crea. De esta manera, se plantea un tránsito entre los diversos estilos prehistóricos que se concentran en el área del Estrecho que, a diferencia de otras zonas de la Península, parece indicar una continua o casi ininterrumpida ocupación humana desde el Paleolítico hasta épocas históricas. Esta excepcional circunstancia permite seguir a través de las diversas fases de ejecución artística la transformación de los estilos, desde las formas más naturalistas hasta el más abreviado esquematismo, sin existir cambios abruptos como sísucede en otras áreas peninsulares.
Tomando como ejemplo un pormenorizado análisis iconográfico, estilístico y técnico de algunas manifestaciones postpaleolíticas documentadas en el cerro Peruétano, concretamente en el conjunto rupestre de Bacinete y el abrigo de Pilones (Los Barrios, Cádiz), con especial atención a algunas figuras humanas que derivaran en el diseño típicamente esquemático, el antropomorfo tipo phi griega, parece demostrarse el posible cambio progresivo de los estilos y, por tanto, de las formas de vida por interacción, evolución o tradición.