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Historia de Gibraltar (1782)

Aunque al presente se hallase en paz la Europa, y distasen mucho del Estrecho los aparatos de guerra que llaman la atención de las naciones, serían materia recomendable en la historia los numerosos desembarcos, incursiones violentas y sangrientos debates de que en todos tiempos ha sido causa o testigo la ciudad de Gibraltar y su bahía.

Omitiendo el arribo a sus playas que se cuenta de casi todos los héroes del tiempo fabuloso, hallamos que por esta puerta entró en España el implacable azote de los mahometanos, que exterminaron el imperio godo y oprimieron por ocho siglos mucha parte de los dominios españoles.

Aquí halló puerto el primer conquistador árabe, Tarik Ben Zaide, que dio su nombre al monte; y por aquí también desembarcaron ambiciosos colonos de Arabia, de Palestina, Egipto y África, que abandonaban a competencia sus países por disfrutar el apacible clima, la abundancia y las riquezas de sus recientes conquistas.

¿Cuántos ejércitos pasaron por este Estrecho y monte para acabar de ahogar las cortas reliquias de los valerosos españoles que peleaban por la religión de sus padres, por sus reyes, por su libertad y la de sus hijos y mujeres?

Historia de Gibraltar (1994)

Es Alonso Hernández del Portillo un nombre culto, amante de la lectura sobre cosas tan variadas como la astrología, la herbología, la historia o la literatura clásica y de su tiempo; de todo ello deja constancia en su obra. Dedica su tiempo a servir a su ciudad como jurado, y su esfuerzo intelectual a ensalzar a Carteya —nombre dado por las fuentes clásicas—, como corresponde a quien ha vivido toda la vida tan cerca de ella y en ella.

Pone gran empeño en argumentar, para quien quiera leerlo o escucharlo, lo bien parecido, lo placentero de la ciudad —que no villa— y la Tierra Verde, que no otra cosa significa el nombre de Algeciras, dado a esta población costera por los árabes que llegaron a ella desde la orilla de enfrente.

Los primeros romanos que la conocieron, de oídas, según nuestro autor, quizás los griegos, o ya antes los fenicios, cantaron las bondades y riquezas de esta zona de Tartessos, con ciudad capital en Carteya —la actual Algeciras—, por mucho que le pese a Plinio y a los de Tarifa, quienes para sí quisieran tan ilustre blasón.

Catálogo de la sección «Gibraltar» (1518–1806)

El presente Catálogo de la Sección «Gibraltar» del Archivo Histórico Diocesano de Cádiz: 1518–1806 supone la culminación de una etapa importante dentro de la tarea más amplia de catalogación de los dos archivos eclesiásticos más notables y ricos de nuestra provincia: el Catedralicio y el Histórico Diocesano, que iniciamos con el Catálogo de Documentos Medievales del Archivo Catedralicio de Cádiz: 1263–1500.

Desde que nos hicimos cargo del Archivo Histórico Diocesano de Cádiz en 1970, constatamos la existencia de una abundante documentación sobre Gibraltar, esparcida en sus diferentes secciones, un riquísimo acervo documental para la historia de la ciudad y de su Campo que no podía permanecer ignorado por más tiempo. El período transcurrido nos ha permitido no solo ahondar en su importancia y singularidad —como expondremos más adelante—, sino formar una sección separada, la Sección «Gibraltar», que hoy se ofrece catalogada a los estudiosos e investigadores.

La Parroquia de Gibraltar en San Roque

El Instituto de Estudios Gaditanos me ha distinguido al encargarme que ponga prólogo a este libro del Padre Rafael Caldelas. Y yo he aceptado, complacido, la grata tarea de decir unas palabras que puedan servir de pórtico a esta interesantísima colección de documentos que tenemos ante nosotros.

El Padre Caldelas, pacientemente y con un entusiasmo sin límites, ha trabajado durante cinco años en los archivos de la iglesia de Santa María la Coronada —de la que es su párroco— para sacar a la luz este tesoro documental que hoy podemos contemplar, emocionándonos con su contenido al revivir, gracias a estos escritos, uno de los capítulos más nobles y, a la vez, más tristes de la Historia de España.

El siglo XVIII se inició para nosotros, los españoles, bajo el signo doloroso de la pérdida de Gibraltar; pero solo del Gibraltar físico, porque la ciudad espiritual, trasladada a San Roque, continúa viviendo su esperanza de retorno a la sombra de Santa María la Coronada.

La antigua ermita de San Isidro en Los Barrios

La Peña Los 15-V, de Los Barrios, está formada por un grupo de personas de distintas edades, profesiones e ideologías, unidas, sin embargo, por un cálido deseo de gozar en la amistad y, sobre todo, por un gran cariño hacia el pueblo de Los Barrios. Por eso, no es extraño que, como testimonio de lo que somos y queremos ser, hayamos querido patrocinar en su integridad la publicación de la primera edición de esta obra que aquí se presenta.

Para nosotros es un motivo de alegría y satisfacción, no solo por la amistad que nos une con su autor, sino también porque confiamos en que, por la seriedad y rigor de sus planteamientos, así como por la sencillez de su exposición, será capaz de abrir a sus lectores unas puertas hasta ahora cerradas, y que maravillosamente nos conducen a los orígenes históricos del pueblo de Los Barrios, como hasta el momento pocos han sabido hacer.

Guía de los moluscos marinos y continentales del Campo de Gibraltar

Esta guía que tengo el honor de prologar es una magnífica contribución al polimórfico mundo de la malacología, pródigo en especies “camaleónicas”, maestras del ocultamiento extremo (¿quién no recuerda la capacidad de camuflarse de sepias y pulpos?) y en otras que, por el contrario, viven inmersas en una auténtica orgía de color para advertir permanentemente a potenciales depredadores de un peligro (entre los moluscos, los nudibranquios son los principales artífices de esta estrategia). Todo ello sin considerar morfotipos espectaculares que parecen rescatados de una película de ciencia ficción. Recuérdese el caso de la babosa pelágica Glaucus atlanticus, depredadora de la afamada carabela portuguesa (Physalia physalis), peligrosa por su veneno, el cual puede sustraerle y ponerlo a su servicio.

No obstante, son los moluscos que tienen concha (testáceos) los que históricamente han deslumbrado a propios y extraños, no solo por la forma extraordinariamente variada de aquella (¡qué gran regalo de la naturaleza!), sino por su impresionante gama de colores, aliados en las más espectaculares formas de combinación que podamos imaginar (con permiso también de los nudibranquios, exuberantes arlequines del mar que hacen las delicias de los buceadores).